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El día en que Bergoglio se convirtió en Francisco

Desde la ciudad natal del nuevo Papa, estos son algunos recuerdos del momento de su designación como máximo jefe de la Iglesia Católica.

Publicado: 2014-03-13

Con la cantidad de noticias y galerías de fotos que hice en este año parece que pasó una década desde que Bergoglio es Papa. Ese día estaba en la oficina, ubicada en uno de los céntricos barrios porteños, con la mayoría de mis compañeros. A diferencia de este año, el marzo de 2013 fue muy caluroso, mi sitio está pegado a un gran ventanal donde pega el sol y la discusión era si el aire estaba muy bajo o muy alto. Yo, como siempre, lo quería poner a 10 grados y algunos, liderados por la editora de video, me querían matar.

De fondo estaba TN, uno de los canales de noticias por cable de Argentina, y seguíamos las incidencias desde Roma. De rato en rato cambiaba a C5N, lugar donde trabajé hace unos años, y estaba el polémico conductor Eduardo Feinmann diciendo, que el hasta ese momento cardenal Bergoglio, no tenía la más mínima oportunidad de llegar a ser Papa. El periodista se encontraba en el Vaticano esperando el momento del nombramiento del nuevo vicario de la iglesia católica y comentaba en contra de su propio paisano. Es como si en el próximo Mundial, Don Niembro se ponga a criticar al equipo argentino desde tierras cariocas.

El editor de Argentina deseaba con todas sus fuerzas que no sea Bergoglio el nuevo Papa, la razón era muy simple: desde el nombramiento del Sumo Pontífice hasta su muerte tendría que seguir todas las noticias. Ahora mi querido colega sabe obra y milagro de Francisco.

Las fichas por el candidato argentino eran pocas. “Es más fácil que yo sea convocado a jugar en Boca Juniors antes de que Bergoglio sea elegido Papa”, dijo Eduardo Feinmann desde Roma; en la oficina todos estallamos de risa por la ocurrencia del periodista. Al día siguiente se tuvo que tragar sus palabras el hombre de medios conocido por su férrea posición en contra la marihuana.

Cuando vimos que se abría ese balcón todos en la oficina nos quedamos en silencio. Sinceramente, ni se nos pasaba por la cabeza que el Cardenal que viajaba en el viejo subte A iba ser la cabeza de la Iglesia. Nos quedamos en silencio, el religioso que apareció dijo algo en italiano y al final escuché "Bergoglio". Fui el primero en preguntar si en efecto había escuchado bien.

La oficina está situada en un barrio donde la mayoría es de la colectividad judía y aun así se escuchó algunos gritos a manera de celebración. El resto es historia conocida. Las historias sobre el pasado de Bergoglio durante la época de la nefasta dictadura militar se aclararon por los propios protagonistas. Semanalmente tenemos un par de gestos de Francisco que demuestran que es un distinto, esos actos que sorprenden hasta a los que no profesan la religión católica.


Escrito por

Luis Vilchez Reyes

Periodista. Viví durante quince años en Argentina, hoy estoy en el sur del desierto israelí. Que sea siempre rock. TW: @lvreyes


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